La caída de la empresa catalana cotizada de autoconsumo Solarprofit, en preconcurso de acreedores tras echar al 90% de su plantilla y que tiene hasta el 28 de septiembre para presentar una reestructuración que salve a su empresa, ha afectado a cientos, tal vez miles de clientes. Por el momento, 874 afectados se han unido en redes y han registrado formalmente una plataforma de afectados por el incumplimiento de contratos valorados en más de 10 millones de euros. 97 de los afectados preparan una demanda colectiva a través del bufete Cremades y Calvo Sotelo. «Pero hay muchos más, porque muchos clientes ni siquiera saben que existimos», asegura convencido Jesús Segnini, uno de los miembros fundadores de la plataforma.
«Hay todo tipo de incumplimiento de contratos: fallos en la instalación, instalaciones a medias, gente con desperfectos que no sabían cómo proceder porque Solarprofit no respondía…», relata Vicente Domínguez, otro de los miembros de este colectivo. En su caso, los principales afectados fueron familiares suyos, que están pagando el doble de luz porque el contador registra el excedente energético como gasto y ninguna de las compañías implicadas en el proceso consigue arreglar el desaguisado. Pero, con inversiones medias de 11.000 euros, existen casos de personas a las que no les funciona nada del equipo instalado o incluso instalaciones que han llegado sin instalador y se han quedado sin uso y sin montar.
La empresa, especializada en instalaciones de autoconsumo y que ofrecía también aerotermias, perdió 37 millones en 2023, un fuerte contrasto con los 977.071 euros de beneficios registrados en 2022. El boom del autoconsumo por la subida de los precios de la luz precipitado por la guerra de Ucrania aceleró las instalaciones hace dos años, pero algunas empresas con ese gran crecimiento no pudieron sostener la estructura ante la caída de servicios en picado al año siguiente. Este es también el motivo por el que Holaluz ha caído y tiene de plazo hasta diciembre para refinanciar su deuda.
En el último año, Solarprofit ha perdido un 74% de su capitalización bursátil, que ahora es de 6,67 millones de euros, con una acción que el 20 de septiembre del pasado año se pagaba a 1,77 euros y ahora cuesta tan solo 0,36 euros.
Mientras tanto, los clientes afectados por el descalabro empiezan a «ver la luz», explica Domínguez, sobre cómo salir del laberinto de unos autoconsumos a medio hacer y sin garantías. «Proclamaban garantías de producción de energía de 25 años, con todos los servicios: instalación de placas, conversores, almacenamiento energético, mantenimiento, supervisión y una línea de atención al cliente. Nada de eso es posible ahora, después de las grandes inversiones realizadas», abunda el afectado a punto de cerrar la demanda colectiva por incumplimiento de contrato.
34 grupos de Whatsapp
La posible quiebra de Solarprofit pone en riesgo los pagos de daños y perjuicios a los consumidores en caso de sentencia favorable, pero la organización colectiva les permite al menos tener un camino y algunas soluciones alternativas, como los extrabajadores de la empresa que se han ofrecido para algunas instalaciones o reparaciones, o empresas como Octopus que también ofrecen sus servicios a través de las plataformas de comunicación de los afectados.
Las redes sociales sirvieron como vehículo para conectar a los afectados hasta alcanzar las 1.239 personas en el grupo principal de Whatsapp, a su vez matriz de otros 33 grupos con uno por cada una de las 17 comunidades autónomas y también por problemáticas específicas. Pero el censo de afectados recoge 874 afectados porque no todos en el grupo lo son: hay infiltrados de la empresa y también profesionales. Así, hay grupos para compartir y solucionar problemas con el almacenamiento, otros con el mantenimiento de la instalación, con el ahorro en facturas y también con las subvenciones. Solaprofit se comprometía a tramitar las ayudas públicas, por lo que los clientes que no presenten la documentación en plazo pueden perderlas si no las han perdido ya.
Fundada en 2007 por Óscar Gómez y Roger Fernández en Llinars del Vallès, Solarprofit se convirtió en una de las principales empresas españolas de autoconsumo y saltó a cotizar en el BME Growth en 2021, con un valor de 190 millones de euros. Su acción valía por entonces 10 euros, 27 veces más que ahora, y aunque ya sufrió una importante devaluación en 2022 (hasta los 5,8 euros con un rápido repunte a los 7,2 euros), su caída a los abismos ha sido fulgurante desde que se presentó sus cuentas en mayo y decidió echar a casi toda la plantilla pasando de 650 a 41 trabajadores. Con esta plantilla es imposible dar cuenta de los miles de clientes. No es la primera empresa de energía fotovoltaica en caer: EiDF está al borde de la desaparición después de que Deloitte detectara errores en sus cuentas y registrara en 2023 pérdidas de 32 millones de euros.