La complejidad juega a favor de los individuos coordinados, y no sometidos a una organización, por grande que ésta sea. De hecho, probablemente sea la simplicidad del mercado y del mundo de los ordenadores lo que permitió, al principio, la existencia de oligopolios: el de IBM para el hardware y software en la época de los primeros (y grandes) ordenadores, seguido del de Microsoft cuando el hardware perdió importancia al generalizarse los ordenadores personales. En la época de los servicios de Internet, como podríamos llamar a la Web 2.0, Google aparece como la empresa más fuerte, pero una de las mejores cosas de la época de Internet es que probablemente no termine siendo dominada por uno solo, según la opinión de The Economist.
Google es, según el semanario británico, “la puerta de Internet” para muchos, pero en el mercado de búsquedas su cuota ha bajado “de en torno al 80% hasta aproximadamente el 50% hoy”. La principal razón puede ser que una red de servicios bien organizados, como tiende a ser Web 2.0, ofrece, por sí misma, más posibilidades al individuo para no verse abocado a un camino único: “pruebe a renunciar al uso del software de Microsoft durante un día, en su oficina, y lo tendrá difícil. Pero sobrevivir un día sin Google es relativamente fácil”. Aparte de esta peculiaridad, Web 2.0 no es ajena (incluso es más sensible) a los elementos que obstaculizan un monopolio en cualquier otro mercado: la competencia se organiza más rápidamente, y Google “tiene fuertes competidores en todos los mercados” —con particular fuerza, la prevista alianza de Microsoft con eBay, Amazon y Yahoo!—; el prestigio que toda empresa debe infundir es más sensible en este marco y así Google (cuyo lema es no seas malo) “sufrió daños irreparables en su reputación cuando puso en marcha una versión censurada de su buscador para usuarios chinos” en enero de 2006.
Google es una empresa emergida de Internet, pero no es ella, sino Internet, la causante de la crisis de Microsoft. Según la revista Fortune, esta crisis era ya manifiesta en junio de 2005, cuando “el jefe de Microsoft, Steve Ballmer, reunió a los principales 15 ejecutivos de la compañía en Robinswood, una casa rústica del siglo XIX a pocas millas de la sede central de Microsoft en Redmond, Washington. La compañía sigue dando beneficios: sus ganancias crecieron un 33% anualmente en los últimos tres años y en 2005 ganó 12.300 millones de dólares, con un beneficio neto del 31%. Pero el volumen de negocio aumentó sólo el 8%, llegando a los 39.800 millones. Los inversores se ven más atraídos por Google, que creció un 92%, llegando a los 6.100 millones de dólares. Y Google sólo es la más prominente en una nueva generación de empresas de la web. Entre los problemas estratégicos se cuenta responder al imparable avance del software de fuente abierta (open source) en todo el mundo o al hecho de que las empresas basadas en la Red puedan mejorar sus productos cuando les venga en gana. Los clientes de software distribuido por Internet tienen garantizada la renovación y transmisión continua de experiencias. En cambio, Microsoft tiene que distribuir un código para cada cambio”.
La Web 2.0 optimizada para encontrar recursos y servicios en red no sólo favorece la competencia, sino la fragmentación de los problemas —y las soluciones— en múltiples elementos, en cuya resolución puede colaborar gran número de personas sin necesidad de una estructura empresarial centralizada. Esto mismo, aplicado a cada ordenador, es a última hora la principal amenaza para Microsoft, según Stephen H. Wildstrom: A principios del próximo año, Microsoft sacará —con notable retraso— la última actualización de Windows, llamada Vista. Probablemente marque el final del camino de Windows como sistema operativo en paquete. Proyectos del tamaño de Vista, que actualizan y rescriben decenas de millones de líneas de códigos interrelacionados, van siendo imposibles de quedar libres de errores. Windows seguirá ganando dinero para Microsoft mucho tiempo, pero ahora hay una forma mejor de construir software. Al margen de su complejidad, Vista cambiará el sistema operativo de Windows en aspectos fundamentales. El reto al que se enfrenta Microsoft no es sólo su enorme tamaño, sino el hecho de que sus piezas interaccionan de formas que quedan más allá de la comprensión humana. La instalación de Windows XP, por ejemplo, incluye 1.600 bibliotecas dinámicas asociadas, un tipo de archivo que fácilmente provoca interacciones complejas imprevistas.
Manejar esta complejidad constituye un nuevo paradigma en el software. Existen tecnologías que dividen un sistema operativo grande y complejo en varias unidades más pequeñas y simples, que funcionan en un ordenador pero arrancan independientemente unos de otros. Para el usuario, parecen iguales al software actual, pero estará más protegido frente a errores y ataques. La idea de dividir el cerebro del software en varias máquinas virtuales basadas en software ha estado presente desde que IBM hizo accesible su software a fines de los 60. Últimamente, esa técnica se ha extendido en los grandes ordenadores de las redes corporativas y de Internet. Por ejemplo, un ordenador puede dividirse en tres servidores virtuales, uno para manejar páginas web, otro para procesar correo electrónico y otro para usar una base de datos. Un fallo del software de una de las máquinas virtuales no afecta a las otras. Una máquina virtual puede manejar las aplicaciones ordinarias, como el Word. Otra puede optimizarse para manejar medios virtuales (música, fotos, vídeos). La tercera conecta a las otras dos con Internet. El sistema operativo que haga esto no será Vista y probablemente no llegará antes de 2012.
La prueba de que Google no sustituirá a Microsoft y de que cada vez es más difícil una posición semi monopolista, llegó el 25 de mayo de 2006, al anunciar Yahoo! y eBay su acuerdo —al margen de Microsoft, y por supuesto en abierta competencia con Google— para poner en marcha, antes de fin de año, la máquina de búsqueda Paroli, que pretende ser “la mayor del mundo”. La cooperación entre ambas empresas no se limita a un único producto (Paroli), sino que Yahoo! se hará cargo de la presentación gráfica de eBay, al tiempo que asumirá para sus transacciones el sistema de pago de eBay (Paypal), así como su servicio de telefonía y mensajes por Internet Skype. Ambas compartirán una “barra de herramientas” instalable en los navegadores, que dará acceso tanto al correo de Yahoo! como al motor de búsqueda. Novedosa pretende ser también la publicidad, que permitirá al usuario conectar con un solo clic y por medio de telefonía en Internet con el anunciante: un sistema (“Click-to-Call”) que Google estaba desarrollando en fase de pruebas. La perspectiva de asociar los 402 millones de usuarios de Yahoo! con los 200 de eBay tuvo un efecto inmediato sobre las acciones de ambas empresas, que subieron ese día en Wall Street, respectivamente, el 3 y el 6%, mientras que las de Google bajaban el 1%.